Agon – George Balanchine
  «Ver la música, escuchar la danza»: hemos tomado prestada esta cita de George Balanchine. Con su compatriota y amigo Igor Stravinsky, pudo colaborar más de una veintena de veces. Como en el caso de Agon, creada en 1957. En respuesta al principio dodecafónico, la partitura se organiza en doce partes que interpretan doce bailarines, repartidos en diversas formas: dúos, tríos... En el paso a dos, la bailarina dirige a su compañero, a semejanza del violín que se adelanta al resto de los instrumentos. Esta se eleva gracias a los apoyos que él le ofrece, al igual que el violín adquiere mayor relevancia gracias a la música de fondo. Para Balanchine debe ser el coreógrafo quien invente este juego de correspondencias. De hecho, según él mismo afirmaba «la coreografía [ejecuta] su propia forma independientemente de la forma musical [sin] limitarse a duplicar su línea y su ritmo». 

Le lac des cygnes – Marius Petipa  
  Un tiempo lento, unos movimientos amplios de los brazos, unas piernas que dibujan líneas en el espacio, son propios de un adagio, como el del paso a dos del acto II de Le Lac des cygnes. Este término es propio del vocabulario musical (el adagio). En el caso de Marius Petipa, se impone como la primera parte del paso a dos. Actuaba como los maestros de ballet de su época, que transmitían a los compositores sus deseos en cuanto al ritmo, número de compases, carácter... Considerados como simples ejecutores, los compositores gozaban de poca consideración en Rusia.  

  Samanvaya - Madhavi Mudgal  
  ¡Todas las bailarinas de Odissi deben de ser también músicas! Esta danza, al igual que otros estilos clásicos de la India, se organiza de manera fundamental alrededor del ritmo. La estructura coreográfica emana de la estructura musical, dividida en diversos ciclos denominados talas. La bailarina sigue, con sus pies, el patrón rítmico que tocan los talams, una especie de timbales pequeños, que se ven igualmente amplificados por el tambor. Las pulseras de cascabeles que llevan en los tobillos acentúan aún más la sonoridad del golpeteo de sus pies. Contribuyen a convertir a la intérprete, que suele ser una solista, en una auténtica instrumentalista. Las siete bailarinas que congrega Madhavi Mudgal en esta obra forman, de este modo, una auténtica orquesta en movimiento.  

 Interplay - Jazz Tap Ensemble  
  En el claqué o tap dance, los pies son también un instrumento de percusión, aunque, en este caso, se debe al calzado especial. La riqueza de combinaciones rítmicas y sonoras proviene fundamentalmente de la variedad de golpes en el suelo, realizados con el talón, la punta o la planta del pie.    

 Tango Vivo – Union Tanguera
  El tango forma parte de estas «músicas para bailar». El tango se halla igualmente dentro de este registro. Nacido a finales del XIX, fruto del cruce de culturas africanas, criollas y europeas que habían inmigrado a Argentina, se trata tanto de un baile como de un género musical. Si bien existen estrechos vínculos entre ambos, el género musical ha conseguido emanciparse del baile, adquiriendo entidad por sí solo. En Tango Vivo, las secuencias de coreografía de grupo se alternan con momentos en los que las parejas pueden improvisar, como si se hallaran en un baile. Siguiendo un compás binario o cuaternario, los bailarines desarrollan un caminar en el que ejecutan, con mayor o menor velocidad, figuras como el corte el doble ocho o el gancho, una especie de cruce de piernas muy sugerente.    

 Dix versions - Mourad Merzouki
  Es de ese tipo de música que incita a bailar. Y cuando la gestualidad acompaña al ritmo, se produce entre ambas una especie de ósmosis, propagando el placer del movimiento hacia los espectadores. Como ocurre en esta secuencia de Dix versions, una de las primeras coreografías de Mourad Merzouki. Los bailarines bailan aquí popping, smurf o incluso boogaloo, tres estilos característicos del baile hip-hop que se practicaba de pie, y no sobre el suelo como el breakdance.  

 Roaratorio – Merce Cunningham
 En Roaratorio, de Merce Cunningham, no existe una coordinación entre baile y música. La danza existe independientemente de la música. Y si parece que se establece una relación entre ellas en determinados momentos, no es más que una agradable coincidencia. En cuanto al intérprete, privado ya de cualquier apoyo musical, debe contar con un sentimiento muy interiorizado del ritmo, y debe mantenerse muy pendiente de sus compañeros. Estos son los principios fundamentales que Merce Cunningham lleva desarrollando desde la década de los sesenta.  

 Fase – Anne Teresa de Keersmaeker
  Anne-Teresa de Keersmaeker presta una atención minuciosa a la música. De hecho, la música es su fuente de inspiración. Esto no significa que la coreógrafa belga ilustre la música a través de la danza, sino que examina previamente las estructuras formales, la arquitectura y las reglas de composición que caracterizan una partitura antes de efectuar una transposición coreográfica de la misma. Esta relación de analogía podrá afectar a la organización del espacio, las modalidades de encadenamiento de los movimientos o incluso sobre el propio material gestual. 

BALANCHINE, Georges, MOISSEEVITCH VOLKOV, Solomon, DAY, Carole (trad.). Conversations avec George Balanchine : variation sur Tchaïkovski [Balanchine’s Tchaïkovski], Paris : L'Arche, 1988. 220 p.

NOVERRE, Jean-Georges. Lettres sur la danse, Paris : éd. du Sandre, DL 2006. 219 p.

APPRILL, Christophe. « Le tango, une ‘musique à danser’ à l’épreuve de la reconstruction du bal », in Civilisations, n°53, 2006, p. 75-96.

Anne Décoret-Ahiha es antropóloga de danza, doctora de la Universidad Paris 8. Oradora, formadora y consultora, desarrolla propuestas sobre la danza como recurso educativo y diseña procesos participativos que movilizan la corporalidad. Ella anima el "Calentamiento del espectador" de la Casa de la Danza.